ASÍ FUI YO

RARA AVIS - Crónica de la evolución de la demencia de un ente que no quiere reconocerse como ser humano, ya que su misantropía y sentimiento de ser ajena a ellos la supera. ¿Quién saldrá victoriosa de esta tortuosa disputa por el control de la vida de la pobre joven? ¿La hipócrita que el mundo se merece o la sincera? ¿La tonta sacrificada o la harta solitaria? ¡Pasen y vean! Son bienvenidos... enjoy the damned show

II
Crónica de mi eterna espera al despertar, de la vida de Lara, una humana en un gran momento de transición, que dice odiar a la humanidad pero se ve fascinada por cada aspecto de ellos: el cuerpo, la mente, el alma... la locura, la sexualidad, la inocencia, los límites...
Huida garantizada.

jueves, 24 de junio de 2010

estética I

Cual psicópata-pseudo-artista que soy, suelo mirar mucho a la gente.
Y si bien soy heterosexual, para contemplar a los seres humanos no hago distinción entre hombres y mujeres. No los miro a todos de igual modo, pero los miro a todos por igual.
Comienzo con un pantallazo general, y si me atraen les sigo prestando atención.
Pero creo que hay dos tipos de atracción básicos.
La de la afinidad, y la de la repulsión tal que te lleva al morbo.
Tampoco llego a mirar a toda la gente que ocupa mi campo visual, porque, por ejemplo, cuando salís del subte, caminás rápido y no llegás a ver a todos los que te rodean en ese momento.
(Puse ese ejemplo porque me suele suceder mucho en ese ámbito)
La cuestión es que por lo general suelen captar mi atención, aisladamente del género de la persona, una... remera de alguna banda de rock, no sé.
Ya se convirtió en un radar.
También me llama la atención cualquier prenda fuera de lo común (las remeras de rock son comunes, lo sé, pero en el momento en que me empecé a fijar en gente así para mí era re-nuevo).
Después me voy al género: si tiene tetas (sean montañas, mesetitas...) es mina, si no, es un tipo.
El pelo es otra cosa que, a simple vista, también me capta demasiado la atención. Los rulos como cosa básica. Y si es hombre y tiene rulos, si se dejó el cabello largo.
También mi vista suele centrarse en cualquier peinado estrafalario, pero tengo radar de rulos, como de remeras de rock, lo admito.
Tras la estética, vamos a la cara, a los rasgos. A los gestos.
Semblante antipático, cara de "No te me acerques :)".
Mirada melancólica perdida en la nada.
Expresión sumamente altiva, del tipo "¡Me aburrís!".

Esos son los semblantes que más suelen llamarme la atención... por cierta afinidad.
Me voy a ahorrar ciertos ejemplos de repulsión y morbo, pero tampoco voy a negar que gente que con la cara demasiado desordenada no me llama la atención (ejemplo: yo).

Al final, por supuesto, lo que más me importa son los ojos, específicamente la mirada.
Me gusta estar en un lugar en que nadie me conoce: en un colectivo, en una avenida del centro. Me gusta estar en sitios en que nadie tiene preconceptos de mí.
Me gusta, entonces, cruzar miradas con distintos hombres y distintas mujeres, e imaginarme sus historias en base a lo que sus miradas me transmiten.
Y me gusta imaginarme qué historia ellos imaginarán de mí, si es que deliran tanto como yo. O bien, qué pensaron en ese momento.

Cabe aclarar que con las miradas tengo un problema.


Hoy viví una trivial situación que ejemplifica esto.
Iba cansada, parada en el 75, esperando a que se desocupara un asiento, cuando de entre todas las caras que vi allí, me llamó la atención una en particular.
La de una chica que estaba sentada en un asiento del rincón del fondo, del lado donde nunca hay puerta.
Parecía bastante "normal", pero su estética era rara, o, mejor dicho, era bastante poco común, lo cual me agrada encontrar.
Me dio una sensación de "debe ser una de esas minas que llega a un lugar y definitivamente no pasa desapercibida" y debo decir que me surgió una especie de admiración.
Cabello castaño claro, cortado tipo carré, flequillo llovido; ojos claros y almendrados (en la forma), no llegué a ver bien, parecían de una tonalidad verdosa, otoñales (?); nariz fina y boca pequeña, angosta (las comisuras no le llegarían ni a la mitad de las pupilas). Una especie de saquito tejido azul fuerte.
Una estética simple pero contundente.
Y un aire a Mia Wallace.
Después yo cambié mi posición (aunque parada todo el viaje), y en una me di vuelta y la enganché mirándome. Curiosamente, cuando vio que la había visto (adrede esto de usar tantas veces el verbo ver) me esquivó la mirada.
Me hizo gracia.

Síntesis: ¡soy una maldita enferma!
Jajaja.





1 comentario:

PALOMAS MENSAJERAS