ASÍ FUI YO

RARA AVIS - Crónica de la evolución de la demencia de un ente que no quiere reconocerse como ser humano, ya que su misantropía y sentimiento de ser ajena a ellos la supera. ¿Quién saldrá victoriosa de esta tortuosa disputa por el control de la vida de la pobre joven? ¿La hipócrita que el mundo se merece o la sincera? ¿La tonta sacrificada o la harta solitaria? ¡Pasen y vean! Son bienvenidos... enjoy the damned show

II
Crónica de mi eterna espera al despertar, de la vida de Lara, una humana en un gran momento de transición, que dice odiar a la humanidad pero se ve fascinada por cada aspecto de ellos: el cuerpo, la mente, el alma... la locura, la sexualidad, la inocencia, los límites...
Huida garantizada.

martes, 10 de marzo de 2009

¿Y cómo diablos llegué hasta aquí? (versión barrial: ¿cómo mierda terminé acá?)


Muchas caras. Algunas aburridas, otras cansadísimas, tampoco faltan las expectantes. El chico de remera naranja, el de remera de Iron Maiden, la chica que se despedía de su novio. La señora de al lado mío, que miraba extrañamente, el hombre de anatomía macabra del solitario asiento de enfrente. Madera. Sin duda, es un viaje en subterráneo. Para quienes están acostumbrados: el famoso subte, claro. Me gusta viajar en subte. Generalmente viajo pensando en dilemas existenciales (puff, encima hoy tuve Filosofía, podrán imaginarse mi frenético estado en esa clase) pero no, hoy no tanto. No recuerdo bien en qué pensaba, quizás en la mañana, aunque creo haber estado más concentrada en la fisonomía de los extraños que me rodeaban. Tan concentrada que me pasé una estación. ¡Oh! Pero si cuando había mirado el plano parecían tantas estaciones hasta ahí... Mi nube de "Me siento bien porque estoy viajando sola en subte por primera vez sin demasiadas complicaciones" se... ¿nubló?... no, no... mas bien... comenzó a llover de ella. Vi un "Monumento de homenaje al Congreso" y ahí desperté de mi letargo. Comprobé que esa era la estación, me levanté y cuando me dispuse a salir... cerró la puerta. Oh. Me dije "Bueno, en la próxima estación". Pretendía bajarme ahora en esa... me levanté, pero las puertas más cercanas permanecieron cerradas. Entonces me alejé un poco, pero ya era tarde. Se me cerraron en la cara. Me apoyé contra una ¿columna? y terminé saliendo en la otra estación. Escalera mecánica. Caminé hacia adelante, por Avenida de Mayo (qué hermosos edificios que hay por ahí) y cuando me di cuenta... estaba a punto de cruzar la 9 de Julio. "¡Pará! ¿Adónde pretendés ir?".

Y seguí caminando por esa avenida, pero para la dirección contraria, con la esperanza de acercarme hacia la estación pasada. Aunque necesitaba más monedas. Los kioskeros de allí no se permiten la cortesía de cederlas, claro... y con una mezcla de mal humor y un lindo "¿Qué mierrrda hago acá?" terminé llegando a esa estación. Seguí, con la esperanza de encontrar vaya uno a saber qué y... ¡pum! El Congreso a unas cuadras. Maldita idiota que soy, si varias veces hizo un recorrido similar el colectivo que tomábamos con mis compañeros para ir al Centro... En fin, caminé con una linda sensación de libertad por la Plaza del Congreso y llegué. Ese edificio es asombroso. El clima era perfecto. Esa brisa...

Me ubiqué "como pude" por allá para tomar el colectivo que me dejaría cerca de mi barrio. Comprobé que ése fuera el lugar correcto y me quedé esperando un buen rato. Pasaron unos cuantos llenos, hasta que logré subir a uno relativamente vacío y cuando me instalé, parada en el pasillo, vi unos ojos penetrantes clavados en mi mirada, celestes (¡no correspondían a la cara!). Ahora no los recuerdo, pero eran verdaderamente muy peculiares. El resto del viaje transcurrió tranquilamente. Y al final... mi barrio, y un buen suceso. Qué lindo es contemplar la Luna, ¿no? Y entre los árboles...


La respuesta a la pregunta que titula la entrada es: por una corazonada ajena, pero no tan ajena. Sí, me las jugué y no me quejo, fue toda una aventura.


Adiós, saludos (la foto es robada)

lunes, 9 de marzo de 2009

El tiempo


Desconozco si el tiempo existe realmente. Es un tema que tuve la dicha de hablar con algunos seres, que identifico como especiales en su esencia, y ellos me dijeron que no creen. El maldito problema de Matemática del día de hoy, de los relojes, me recuerda a ello más que nunca, así como a un comentario que me hizo Florence, sobre que los relojes miden nuestro deterioro. En una fructífera charla con mi amiga hoy, durante el intento frustrado de resolución de ese problema, surgió la idea nuevamente de las múltiples dimensiones. Oh, ya no comprendo absolutamente nada, es increíble. Pobre hombre el profesor de Filosofía, voy a volverlo loco en unas horas. La cuestión es que la vida pasa. La muerte, no sé qué es, por supuesto. Pero estoy muy sentimental, tengo las emociones a flor de piel, los dedos se mueven solos al ritmo de mis pensamientos... aunque, mejor dicho, de estas emociones que arrastran mis tejidos. Dudo poder irme a dormir ahora, en verdad, con el sueño que no tengo a pesar de haber dormido... tres horas con suerte... además, estuve charlando con un compañero de colegio, a quien tengo bastante lejos en el aula ahora, que el año pasado se sentaba delante, y estábamos muy nostálgicos. Me siento vieja, no sólo el alma yo, si no todo... vivo pensando en el tiempo... y en el tiempo... y en el tiempo, eso que ni siquiera sabemos si existe.

Gracias por leer a quienes lo hacen... Por cierto, la imagen es del cuadro que tuve que pintar en 9no para el colegio... malísima calidad, pero el significado es lo que importa.

Saludos

"¡Necesito un cuaderno!"


"Tataratatatarata..." ¡Ohh! Era la hora: 06:20 marcaba el celular. Efectivamente, era Cherry Lips sonando progresivamente. Detuve la alarma, mi mamá me llamaba... y le dije que esperara cinco minutos más. Volvía a sonar. Tenía mucho sueño todavía. Con suerte, había logrado dormir... unas míseras tres horas. ¡Y CON MUCHA SUERTE!. Oh, el sólo pensarlo me da más sueño del que ya tengo, acabo de bostezar. Y bueno, tuve insomnio. La madrugada pasada acaeció una sucesión interesante y tediosa de pensamientos, más que sucesión... choques catastróficos. Devastaron mi mente y no me permitieron dormir, incluso cuando ya estaba con la luz apagada y escuchando mi adorado Dark Side Of The Moon para entrar en relajación... tuve que levantarme, encender el ventilador, luego ir a beber y a comer uno de esos bocaditos locos que me hago a la madrugada -por supuesto había intentado leer para que mis ojos se cansaran y el cerebrito se diera cuenta de que tenía que dormir, y mandara las benditas órdenes-. En fin, volviendo al asunto que nos incumbe (bah, yo hago que les incumba a ustedes, aunque dudo que les interese esto porque es más "desahogo personal" mi escrito de hoy que otra cosa)... detuve la alarma nuevamente, me levanté, me puse los lentes y me di una ducha. Últimos detalles... y ya estaba saliendo de mi casa. Mi vecino no había salido, por ende estaba sola caminando por esas cuadras. No tengo tanto hasta la avenida, aun así, estoy muy paranoica con el asunto de caminar sola por zonas casi intransitadas... y éste es el caso en horas en que reina la oscuridad precedente al amanecer. Tomé una ruta inusual, kiosco, alfajor, casa de mi amiga. Nos abrazamos con alegría, aunque también cierta cuota de melancolía... hacía no demasiado tiempo que no nos veíamos, pero para como somos nosotras, es bastante. Digo... a ella le ocurrieron cosas no muy gratas en este pequeño lapso de tiempo, y a mí... bueno. Me sucedieron cosas patéticas, como siempre. Auto, pocas cuadras, divisar la muchedumbre bordó por la ventanilla en la famosa esquinita del kiosco, testigo de tantas estupideces escolares... y finalmente, puerta del colegio. Quien irrumpió esa extraña mezcla de incertidumbre, nervios, y vaya a saber qué otras cosas, fue un compañero con el que nos llevábamos bastante el año pasado, dado que se sentaba delante nuestro. Nos saludó con buena onda, salimos del auto, lo saludamos, luego vinieron algunas compañeras, saludamos a mi vecino y su amigo Mr Jopo, así como a otro compañero que es el "payaso de la clase" y a uno que hace años solía sentarse conmigo (¡y por años!) con quien ahora nos hablamos a veces. Y llegó el momento de entrar, bueno. Fue muy loco. Si ya el receso invernal del año pasado me había resultado larguísimo, ni hablar de estas vacaciones de verano. Me parecieron añares, no sé. Pero así como me olvidé rápida y profundamente en ellas de cómo era estar en el colegio, hoy lo recordé. "Necesito desesperadamente un cuaderno, ¡o la máquina!" pensaba cuando llegaba al hartazgo de tener, ahora sí, una catarata o sucesión de pensamientos. Aunque de vez en cuando, caía algún colgado hablándome sobre la existencia (algún pensamiento, no algún amigo precisamente =/). El problema es que cuando estoy muy saturada de cosas que no son tan debate, si no mas bien reacciones secuenciales a estímulos externos... Demos ejemplos. Estaba en la fila, atrás de mi amiga... última, como buena estúpida que soy. Porque tengo una estatura mediana, si bien no soy una "petaquita" no llego al tan anhelado metro sesenta (o eso creo, hace un año que no me mido) -seh, no me desvivo por mi apariencia, pero no llegando siquiera a ese número me siento bastante inhibida e incómoda-... no debería estar última en la fila. Me corresponden los sitios del medio, supongo, además la mayoría son más altas que yo. La cuestión es que mientras estábamos en esa taaaan bella formación militar -aunque no era perfecta, había cierto desorden que seguramente le agregaría algo de condimento-, entre otras cosas, oímos un mini-discurso improvisado, o quizás ensayado vanamente por horas, de la directora. En fin, el ejemplo que quería dar de este momento era mi repetición en voz baja y prohibida, con ese dejo de ironía de la palabra "PENSAR" dado que ella había dicho que, entre otras cosas, quería fomentar... la escucha, la lectura y el... PENSAR. Oh, my God. Aunque no crea en Dios lo digo, está muy adherido a mí (y ahora incluso en otros idiomas, me lo ha pegado el estar en contacto con seres multilingüísticos x), como el... Mein Gott y Mon Dieu -ese último creo haberlo sacado de El día que Nietzsche lloró, verdaderamente no recuerdo). Lo importante es: ¡qué tergivesado está el significado de esa palabra, de PENSAR!. Tras ese momento, entramos al nuevo aula. Segundo piso. Horrible. No sé, Primer Año fue horrible en lo personal, aunque haya sido un año de mucho crecimiento... pero en el sentido escolar, fue re loco, y tuvo una magia loca también. En fin -es increíble cómo me voy por las ramas- cuando entramos, estábamos dispuestas con mi amiga a encontrar dos bancos, al fondo, si era posible en algún rincón. Nada. Ni del lado de la pared ni de la ventana. Uno era para mi vecino, a quien podría llamar el hombrecresta, y Mr Jopo, con el que ya había arreglado para sentarnos delante de ellos. Pero bueno. En principio, no hallamos ni un maldito lugar en el rincón. Tampoco en el último banco de la fila del medio. Y bueno, nuestros sueños -¡literalmente! los que tuvimos dormidas- se cumplieron. Nos asentamos delante de dos compañeras, gemelas, con quienes nos llevamos bien, y detrás de las cuales había otras tres compañeras y un compañero -novio de la chica con la que se sienta-. Sentada yo contra la pared, mi amiga del lado del pasillo (es obvio), podía ver entonces el banco vacío con la silla dispuesta de modo desordenado cerca, esperando a que alguien lo ocupara -¿las sillas tienen vida?-. Hombrecresta y Mr Jopo se sentaron en la fila y el banco de al lado, ¡delante de todo!... Inexplicable. En fin, en cuanto me descuidé... ¡oh! ¡Llegó la primera profesora del día! Teoría de las Organizaciones la materia. En realidad, nos contó, no íbamos a tenerla en la posteridad en esa hora y día, pero un profesor no había podido venir y ella estaba de comodín. Yo observaba al combo de peinados locos, de refilón y de vez en cuando, ya que ellos siempre bromeaban sobre esa profesora. Y ese docente ausente, si no me equivoco, era el de Filosofía, materia que, por supuesto, ansiaba tener. Escuché todo lo que ella dijo, pero las cosas que más me quedaron grabadas, que no tienen que ver con la carpeta y sus parientes, fueron que no le agradan en absoluto los tatuajes y que en la vida "muchas veces era mejor hacerse el bobo y no contestar en seguida". Ok, soy adepta a esa teoría, pero... escucharla de boca de un docente que nunca había tenido todavía... me hizo sentir cierta desconfianza, debo reconocerlo, así como su otra frase/consejo "Acostúmbrense a no hacer todo lo que quieren, ¡yo cuántas veces tengo que hacer un trabajo que no me gusta!". Mis reacciones fueron de sorpresa en varios sentidos, contradictorios entre sí. Luego tuvimos Lengua y Literatura... Ningún problema, claro, oyendo un cuento de García Márquez que leía la profesora, y también un poema titulado algo así como "Nocturna"... ya habíamos trabajado con ella el año pasado y, además, deben ya saber que me gusta mucho esa materia. Eso sí: mi amiga no paraba de tentarme con frases que tenía escritas en una hoja, muy "CROTAMENTE", del año pasado, recopiladas de profesores. Y hoy agregamos una que sobresalió de esta profesora, por el poema que había elegido para leernos, al cual mi amiga se había referido diciendo "¡Es re emo!". Y claro, la profesora (en cuyas horas mis compañeros hacen cualquier cosa porque se aburren, y tiene todavía vestigios en su estilo de su adolescencia hippie) dijo "Me equivoqué... este poema me encanta, pero... ES MUY TRISTE PARA UN LUNES A LA MAÑANA". Listo, directo al cuaderno de anotaciones bizarras.

¡Recreo! El misterio acerca del comportamiento distante de aquel combo comenzó a disiparse, aunque no por completo: uno de ellos se acercó a hablarle a mi amiga. Yo bajé las escaleras -más peldaños que el año pasado, para llegar al bendito patio- y sostuve una conversación inconexa pero interesante con mi amiga -las conversaciones inconexas suelen ser las más interesantes-. Cuando volvimos, nuevamente se acercó ese chico, pero no dijo una palabra. Se quedó delante de nuestro banco haciendo vaya uno a saber qué por unos instantes, mientras el payaso de la clase, con quien tengo buena relación, vino a decirme pavadas como suele hacer -no piensen mal (?) tampoco quiero decir que no se puede hablar absolutamente nada serio con él- y lo traté bastante mal, pobre. No merecía ese trato. Se fue, así como el otro chico, y apareció la figura que acomodó los humores del curso: la profesora de Matemática. Claro, la habíamos tenido en Octavo y Noveno y nos había caído bárbaro. Y la que tuvimos el año pasado, era algo... peculiar. Al principio me sacaba de las casillas, con el tiempo comencé a aceptarla y a entender un poco de lo que explicaba, lo suficiente para aprobar -aunque, a decir verdad, no entendía demasiado hasta que me sentaba a hacer el examen y me salía bien, realmente no comprendo-. Pero bueno, no todos tuvieron ese golpe de suerte y... muchos se la llevaron, incluso todavía algunos la tienen previa, como el Hombrecresta (¡oh! le he puesto mayúsculas, no quería ponerlo en inferioridad de "nombre" o como se diga). En fin, mis compañeros feliiiices de ver a esta profesora. A mí también me aliviaba tenerla, claro. Habló un poco -rápido como siempre, es increíble su poder de pronunciación en poco tiempo x)- y escribió unos problemas en el pizarrón. Pero eran mas bien de lógica básica. Y yo... bueno. Cero lógica. Y me da pena, porque en Noveno ella me hizo un reconocimiento en su materia, el cual yo sentía -y siento- que no merecía. En Matemática nunca fui verdaderamente buena. En ese momento, yo decía que compañeros como MrJopo se lo merecían más... basándome en sus antiguos años de fanático de Einstein, claro. Si bien él era bastante vago, confiaba en su lógica (ahora no es tan así, pero bueno). La cuestión es que tengo cero lógica y cargaba -y cargo- con cierta obligación de desarrollarla. Aunque también me gustaría, claro, hoy me sentí bastante hueca al no poder resolver el primer problema. Relojes, malditos relojes que trauman mi existencia ¡Y la de mi amiga! (Y la de Sylar de Héroes y del Dr Manhattan de Watchmen, claro). Nos dispusimos a resolverlo, y empezamos a hacer anotaciones extrañas -bueno, mas bien yo, ella me seguía el carro de una manera impresionante aportando otros delirios, ya que es muy intrincada aunque de un modo diferente... el tema es que la de las notas locas era yo-. Y cuando nos dimos cuenta, la profesora preguntó si estábamos listos para corregir... nosotras nos callamos, nuestros compañeros dijeron que sí y... bueh. Al horno, no nos gusta quedarnos sin saber si podemos resolver algo. Y bueno, cuando empezó a dar la resolución, pensamos algo así como "¿ESTO ERA?" y nos dio bronca. Porque noooo podíaaaaaamos ser taaaan rebuscadas, p o r f a v o r. Incredible. Recordé que sí tengo lógica, pero inexplicable y tan delirante como mis otros aspectos. No sirve. No sirve en este mundo. Adquirí de la otra, ¡Mi Lara! Y encima nos dio la resolución de los otros problemas -no por su culpa, pobre mujer, es que mis compañeros en teoría ya habían terminado absolutamente todo-. Perdí las ganas. La profe preguntó si ya sabíamos qué íbamos a seguir -también preguntó sobre nuestros estados sentimentales, y, por supuesto, se encargaron ellos de revelar el mío (no es que me moleste, sólo soy muy vergonzosa) a lo cual agregaron características físicas del objeto de mis sentimientos, que prefiero omitir [ xD ]- y algunas voces dijeron cosas como "Psicóloga, o diseño", "Profesorado de Historia" (este fue el caso de una voz grave procedente del background, era ese compañero con el que me sentaba hace mucho, que en esa época estaba fascinadísimo con Marte y suele interesarse por varias cosas, aunque nuestros carácteres choquen mucho). Mi amiga dijo que ella quería seguir a nuestro profesor de Contabilidad y por ello iba a ser contadora (aun así, le gusta, pero ama a nuestro profesor -sí, bizarra situación, pobre debe estar harta de que se lo digan-) y yo le dije que no tenía idea y que mi amiga era fiel testigo de ello, y víctima (a lo cual ella dio sustento diciendo que un día quería ser astronauta, otro vender pizarrones, otro poner baldosas...) y tras yo decir que me gustan muchas cosas, como las Humanidades, pero también las Ciencias Exactas, la profesora dijo que era obvio, el problema en mí era que me gustaban demasiadas cosas, pero que aun así... "podría poner baldosas en Marte" o algo así. Y me gustó, la verdad.

Recreo nuevamente. Esta vez, se acercó el MrJopo a hablarme, pero yo estaba bastante volada y no le hablé casi. Y después, bueno... otra presencia, que hizo bizarra la situación, hizo su aparición y el diálogo se dio por finalizado. Me fui con mi amiga, con la que había tenido durante esas dos horas impregnadas de relojes una charla muy profunda, con algunas lágrimas pequeñas pero sustanciosas incluidas, acerca de la muerte, de la existencia o no del tiempo y del alma (sí, y los relojes de trasfondo, era lo más... descubrimos lo difícil que es dibujarlos), de esos famosos dones... Yo le dije que muchas veces creo que algunos seres son más especiales que otros. En cuanto a ciertos poderes sobrenaturales extraños, claro. Y, casualmente (presten atención a esta palabra), ella me dijo que mis mensajes de texto, por ejemplo, suelen llegar muy oportunamente. Y sí, hay cierta cuestión conmigo y los mensajes de texto, y las palabras coincidencia, consecuencia, casualmente, causalmente, oportuno, inoportuno. Volviendo al tema, en el recreo mezclamos nuevamente banalidades con temas serios y regresamos al aula. Esta vez apareció otra figura familiar: la profesora de Lengua Extranjera. Dicho así, parece como si tuviéramos... no sé. Una lengua poco común. Pero no: tenemos Inglés. No me parece mal, de hecho, si bien me agrada la riqueza del idioma español, en el cual abundan los sinónimos y es más fácil poder hacer manejarse con el lenguaje (y quien hable lengua sajona sabrá lo complicado que es el español con no sólo los sinónimos, antónimos y expresiones, ¡sino los tiempos verbales!), el inglés tiene cierta... magia, no sé. Me gusta desde muy chica, y me encanta pronunciarlo (aunque pronunciar cualquier cosa sea mi debilidad). Pero bueno, si bien el inglés es una lengua extranjera, no sé... es un nombre muy rebuscado. ¿Por qué no le dicen Inglés y ya? No me ilusionen con que voy a tener Francés, Alemán, o lo que sea. Encima: Inglés del colegio. Desastre. La profesora explica bien, y todo, pero... los contenidos son de bajo nivel, no sé por qué tiempo verbal vamos (aunque el profesor de Octavo y Noveno nos había enseñado varios y yo tome clases particulares)... igual, convengamos que con dos horas semanales no se puede hacer mucho. Aun así, hasta en la clase sobre el tema más tonto puedo aprender alguna palabra nueva, etc. Eso la hace zafar. Entró el preceptor y dictó los horarios. ¡Sólo tendremos Contabilidad dos horas por semana! No me apena tanto por la materia, sino más por el profesor. El año pasado teníamos una carga de cuatro horas semanales, y él hablaba mucho (de ahí salieron célebres frases o palabras, es que tengo muchos recuerdos alrededor de esas clases). Por otro lado, mañana Filosofía.

Bueno, salgo del trance. La cuestión es que en un momento, copiando yo (la profesora dictaba) las pautas de evaluación y esas formalidades de principio de curso que deberían ser fotocopiadas para ahorrar dolor de manos, me di cuenta de que estaba muy cerca de la hoja (por cierto, qué letra traumática estoy teniendo en mis adoradas hojas cuadriculadas), y la profesora no dudó en hacérmelo notar, al parecer. Se fija en muchos detalles. Me preguntó si me era necesaria tal cercanía, pero no, le dije que era mi posición natural, encorvada. En otro momento de la clase, no sé por qué razón, se nombró el número 23 y Hombrecresta me miró riendo, lo cual me regresó a viejos tiempos (él siempre jodía con ese número, por la película). Tras esa última hora, sonó el timbre y mi amiga y yo nos fuimos. Por la vereda de enfrente, aisladas como siempre... pero en la plaza nos encontramos con una ex compañera, y hoy era su primer día en el nuevo colegio. Le contamos que un chico con quien ella había tenido importantes roces el año pasado se había pasado al Turno Tarde. Su sorpresa fue notoria, en verdad. Charlamos las tres, mi amiga se fue y quedamos ella y yo charlando mientras volvíamos a nuestras casas... Almorcé, y venciendo mi sueño con mi voluntad incipiente, me dispuse a escribir, por fin, lo que había acontecido. Con interrupciones, pero llegué. Y ahora, a tomarme un café, leer, caminar y relajarme.

Adiau, nos leeremos

PD a mí misma: Falta algo en las clases, ¡falta algo!
PD para los lectores, si es que hay: la foto es de hoy antes de salir, es que... era un momento que debía ser registrado, muy bizarra como verán.

domingo, 8 de marzo de 2009

Desorden interminable

(Ohh... esta fotografía no tiene el estilo de mi blog, pero... es una de las pocas que tengo en ámbito colegial)
No sé, realmente no entiendo por qué cada vez que termino un ciclo de algo digo: "Bueno, ahora voy a tener tiempo para organizarme." ¡Mentiiiiira, Lara!". Jamás te organizarás. No sé si está en tu sangre, si está en tu cuerpo. Pero seguís al borde del colapso, y siempre vas a estarlo. Es tu personalidad, entendela. Esa promesa tuya o anhelo imposible de organizarte cada año que comenzás, cada ciclo que empezás, es el equivalente al "Este año sí voy a estudiar" del vago. Bueno, ¿vos qué decís? Si esa promesa también la hacés vos. Sólo que tenés una suerte enorme que te permite aprobar sin prácticamente estudiar, porque estás permanentemente prendida de esta maldita máquina, y si bien no te la pasás afuera como hacen otros vagos, vos recibís la condición de vaga porque tampoco estudiás. Y sos más vaga todavía porque no hacés nada productivo. Ok, vas a colegio semi privado y encima con tintes religiosos... eso te cierra un poco la mente, ¿no? No es por tirarle mierda a ellos. La verdad, hasta ahora no tuve demasiado problema con los profesores que me han dado clases allí. Si criticara a alguien porque se reconoce adepto a ciertas creencias, estaría siendo victimaria de lo que verdaderamente critico: el ser cerrado. Cada uno cree en lo que quiere, en lo que su historia llevó a que creyera. Y no puedo juzgar si sus enseñanzas valen o no, ni tampoco si son "buenas personas" o no por ello. No sólo sería muy necio y desfilfarrador (jajaja, vaya palabra vieja) a causa de que se le puede "sacar jugo a las piedras, por más duras y secas que parezcan". Escuchar historias de vida es apasionante, o al menos para mí. Sino que también sería muy cerrado. Suponer que alguien no tiene nada interesante para decir por su condición religiosa... oh, es absurdo.
Además, a través de estos trece años yendo a ese colegio, desarrollé un interesante sentido de la resistencia -mental, claro-. Está bien, me crié en una burbuja por el hecho de que no he estado en contacto con lo que otros llaman "la realidad", cosa que también me enoja, porque si es que existe la realidad, es múltiple. Es decir, cada uno vive SU realidad. La ve de una forma determinada. ¡Siempre la ve con filtro! Si no es el de nunca haber sufrido una crisis económica, es con el pesimismo de haber sufrido una constante. Y bueno, yo he tenido una vida bastante fácil en cuanto a eso, nunca me faltó nada material básico -ni tan básico tampoco, como ropa que me gusta, y, además de los libros del colegio, otros que he querido comprarme yo-; cariño no me faltó, contención tampoco. Y a falta de problemas exteriores, me surgieron algunos interiores. Muchos estaban en relación íntima con mi posible esencia, otros eran combinaciones, y algunos bastante emparentados con influencias externas. En fin, mi realidad no es cruda, pero conozco realidades variadas a partir de la diversidad de seres dentro de mi curso. Pertenecemos a prácticamente una misma "clase social" pero hay diferencias.
No es que no quiera escribir más. Incluso estoy inspirada (sí, la puta madre, siempre me inspiro el último día antes de empezar las clases), pero... tengo muchas cosas para hacer en esta hora que me queda previa a dormir. Sí, es que estuve todo el verano levantándome a horas como las 12, 13, 14, 15 y 16. Y encima este fin de semana tuve fiebre. Copado, tampoco salí a ningún lado. Pero bueno, terminé un libro y empecé otro. En fin, empecé esto como una carta maldiciéndome y terminé hablando en primera persona.
Saludos, volveré en estos días quizás, con más stress que de costumbre a pesar de que no hago absolutamente nada.

Adiau (me falta el simbolito ese para escribirlo bien en esperanto ¬¬)