Gracias Bariloche por cerrarme bien el orto, metamorfosearme y demostrarme que hasta que uno no lo vive no entiende.
Bariloche fue un viaje. Bueno, es un lugar, pero se entiende. Y yo necesitaba un viaje. Así que Bariloche me vino bárbaro. Porque a pesar de estar rodeada de gente me relajé completamente. Allá no existía el tiempo, nada de nada.
Por ahora dura la relajación. Vamos a ver qué pasa..
Eso sí, el dolor de espalda volvió. es incondicional.
Y gracias a mí que fui contra viento y marea, contra todos los prejuicios propios y ajenos -algunos con sentido y otros no pero prejuicios al fin- , contra todos mis demonios interiores y dije "Vamos Lara, contra las cuerdas". Y gracias a mí que me pude traer algo de ese viaje.
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PALOMAS MENSAJERAS