ASÍ FUI YO

RARA AVIS - Crónica de la evolución de la demencia de un ente que no quiere reconocerse como ser humano, ya que su misantropía y sentimiento de ser ajena a ellos la supera. ¿Quién saldrá victoriosa de esta tortuosa disputa por el control de la vida de la pobre joven? ¿La hipócrita que el mundo se merece o la sincera? ¿La tonta sacrificada o la harta solitaria? ¡Pasen y vean! Son bienvenidos... enjoy the damned show

II
Crónica de mi eterna espera al despertar, de la vida de Lara, una humana en un gran momento de transición, que dice odiar a la humanidad pero se ve fascinada por cada aspecto de ellos: el cuerpo, la mente, el alma... la locura, la sexualidad, la inocencia, los límites...
Huida garantizada.

lunes, 13 de septiembre de 2010

hoy todos somos detectives

Esta entrada es producto de mi insomnio.
Es que a estas horas un Lunes no debería estar durmiendo, pero tras el intento fallido de ir a clases no hay con qué darle a estos párpados para que se cierren. O sí, el tema es que mi cuerpo no se pone en letargo.
La cuestión es que cuando hoy sonó mi super alarma (el tema Así de Doris) me desperté y accedí, resignada, a levantarme. Me puse el uniforme (desde hacía aproximadamente 1 mes que no lo usaba, entre equipo de gimnasia y Bariloche) y además de cumplir la rutina de siempre agarré una revista y un libro para mostrarle una bizarreada a mi amiga.
La segunda cuestión es que pasé por la casa de ella -hacía mucho también que no lo hacía a la mañana- para ver si había que comprar algo para Cultura antes de entrar al colegio. Fuimos en el auto de su madre yyyyyy al llegar percibimos varias novedades, pero una era muy ¿eh?: no teníamos clases porque habían encontrado una bombita Molotov que quemó el vidrio y no se sabía absolutamente nada de cómo -más que nada a través de quién- había llegado ahí.
Y ahí con mi amiga nos pusimos de detectives. Bah, nada más especulábamos. Yo me dije "Noooooo más casualidades no loco, ayer estuve todo el día jodiendo con las bombas Molotov, preguntando cómo se hacían y bla bla bla" (¡juro que no fui yo!), y no todos los días jodo con eso (es que había leído un cuento de Fontanarrosa en que hacían una y más bla bla bla, muy bueno por cierto). La cosa es que me puse a divagar sobre el proceso social que podría haber desembocado en ese acto: todo el mundo odia al San Juan. O.K., hay gente que lo ama -como la madre de mi amiga, que también fue ahí- pero la mayoría del barrio no soporta ese colegio. El de la cuota más barata de la zona sí, pero lo tratan de cheto. Las reacciones que desperté al decir que yo iba a ese colegio a gente ajena a él fueron diversas: entre el "entonces debés ser una pelotuda, todas las pibas que van al San Juan lo son" y el "ah, es muy buen colegio". Yo qué sé. Es cierto que la mayoría de las minas que conozco de ahí se comportan como taradas -quizás me incluyo-. Tenés muy buenos profesores como malos profesores y todo eso, como supongo que en cualquier colegio. Del nivel no me quejo, dentro de lo que es este puto sistema está bastante bien -yo salgo sabiendo nada del Polimodal pero no es la culpa de los profesores de ahí, la mayoría hace lo que puede con la mierda que le mandan del Ministerio-. El tema es el circo viste, todo eso de la prolijidad del uniforme y el hecho de que sea católico. Eso es lo que da tan mala visión a mucha gente de afuera, lo que los hacen tener tantos prejuicios -en ciertos casos acertados, lo admito-.
Y yo estaba pensando en todo eso, en que quizás había sido alguien que no soportara ese tipo de educación cuando mi amiga tiró una posibilidad tan triste como divertida. Algún drogadito (sí, le falta la C) del colegio, de esos que se hacen los "Ay la concha de tu madre fumo porro y voy a colegio privado, qué malo que soy", tiró eso para no tener clase.
Y la verdad es que el adolescente es tan pelotudo que es capaz de eso. Vamos a ver.

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