carpe diem

"No hablar con extraños", una de las máximas que desde la niñez tengo incorporada como tal, aunque probablemente no me la hayan dicho a mí. No hablar con extraños... estas últimas semanas lo anduve haciendo bastante. Un pibe de mi edad me dijo que crecer debía ser difícil: no tengo dudas, pero es una dificultad que también permite el avance y dura toda la vida, ¿no? Ay de esa concepción instalada de reducir el crecimiento a la juventud.
También estuvo esa pregunta abrumadora de PARA QUÉ estudiar lo que estudio. Esa motivación se va modificando con el tiempo, pero lo admito -sin desmerecer a quienes curan enfermos, defienden personas en juicios o trazan planos de obras arquitectónicas-: yo no puedo, desde las ciencias sociales y desde mi persona, responder algo tan concreto. O quizá sí, pero no tiene que ver con una acción en particular, es un objetivo global y muy personal, que cada uno lo tiene ejerza lo que ejerza y estudie lo que estudie, supongo (sólo que muchos que escribimos o estamos relacionados con "ese mundo" tenemos la sensación de querer hacer algo de verdad, desmereciendo nuestro campo). El caso es: yo quiero una capacitación permanente, hasta cuando me tomo una birra (y sí, si el objetivo se redujera a los apuntes académicos estamos en el horno) para que todos estemos más contentos. Lo que me gustaría es contribuir a que no sintamos que estamos perdiendo el tiempo, a encontrar sentido en lo que hacemos, a asegurarnos de que somos nosotros quienes hacemos lo que hacemos (por más que sea una tarea difícil saber quién es uno, si uno es un proceso constante de construcción de subjetividad, si uno está en un momento histórico determinado, si uno está en una situación social y ubicación geográfica concretas, y se halla inmerso en un mar de discursos sociales en puja). Me importa el "Carpe diem", esa frase tan de moda, tergiversada al punto de "hacé cualquier cosa, la vida es corta". A mí me encanta el Carpe Diem, desde el asunto de la conciencia de los instantes, viste, de hacer lo que uno quiere hacer como un producto de una historia, no de un impulso momentáneo, aunque hasta los impulsos tengan historia. Me gusta que uno mira al pasado y dice "Todo tiene sentido".