Dicen que el dolor fomenta la creatividad, dicen que favorece el nacimiento del arte, que en verdad induce a él.
Hay seres que carecen de creatividad innata. A muchos les cuesta que sus sensaciones tomen forma de palabras, transformar los sentimientos -¡las pasiones!- en símbolos verdaderamente abstractos. Éste es mi caso. Mi creatividad se exilió, a una mejor tierra, más fértil, junto con quienes eran mis supuestos amigos invisibles, que tenían nombres e incluso cumplían años de vida. Al parecer, a ellos les resultó más conveniente el dejarme seguir sola este camino cuyo fin físico es bien conocido: la muerte. El alma sigue siendo un misterio para todos. Su existencia, aun después de milenios de la aparición del ser humano, es discutida. Según algunos científicos una prueba de ella podría ser perfectamente el descubrimiento de la diferencia entre la masa de un cadáver y la de este cuerpo en vida: unos famosos veintiún gramos. Otros han tenido la fortuna de comprobar que "esto no se termina acá", pero mediante experiencias algo traumáticas: tal es el avistamiento de espíritus a los pies de sus camas, por ejemplo. A muchos no les influye en sus vidas: tal NO es mi caso... algunos hemos quedado sólo con la gran incógnita acerca de estas leyendas, y hemos sacrificado no el alma, si no la cordura con tal de tener el mínimo dato sobre ella.
En fin, el dolor suele estar íntimamente ligado con la soledad. Como alguna vez ya he escrito, la soledad puede ser de diversas clases, mas yo conozco sólo dos: la física y la espiritual. La soledad espiritual no me agrada en demasía: ya causa demasiado dolor. Aunque a veces sospecho que le tengo más afecto de lo que suelo creer: a falta de creatividad inherente a mi "persona", necesito una dosis, aunque inconscientemente, de dolor. Debe ser por eso que rehúso tanto la felicidad... no, no lo creo. El ser humano está en constante búsqueda de la felicidad (pero... ¿qué intento acaso expresar? si ni siquiera me considero humana -o bien mi misantropía me lo prohíbe a modo de rescate-... basta, este razonamiento inductivo no va a conducirme a ningún lado -¿ es inductivo?-). Aun así, yo también, como los humanos, busco la felicidad. Éste debe ser mi modo... quizás sea masoquista, ¿quién sabe?
La soledad física, en cambio, ya es mi amiga y me ha traído demasiados problemas. ¡Qué ironía! Hace un tiempo soñé que por presionar un botón erradicaba cuanta compañía posible hubiera en el Universo, y me quedaba encerrada en una especie de cueva. Desde esos momentos valoro más a mis seres queridos, y sin embargo sigo siendo la misma solitaria de siempre...
La taza está casi vacía desde hace rato. El capuccino ya me ha hecho efecto, ya cambié de lapicera, mi mano se mueve convulsionadamente y mi corazón late fuerte... Es tiempo de irme, quizás en busca de algo de compañía. Después de todo, nunca hace mal una dosis de ella... y del ser preciso.-
P.D: Este texto está levemente modificado de uno que escribí esta tarde, como habrán notado, tomando un capuccino.
me gusta.. la soledad siempre ha estado conmigo, dentro de mi, y fuera. Pero hay veces que me ahoga, que me asfixia, y es ahí en donde salgo de mi cueva, a tomarme un capuccino, esperando a ese ser preciso..
ResponderEliminarbesitos♥
No señora. Eso no es un razonamiento inductivo. Odio los razonamientos.
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