¿Qué pasa cuando el sueño te consume y tu cerebro ya no guarda más nada? O, mejor dicho, ¿qué sucede cuando tu cerebro, agotado por el sueño, sólo sirve para hacer mecanismos?
¿Qué pasa cuando no sabés qué responder a las preguntas que se te hacen, tan simples a veces?
¿Qué pasa cuando te encontrás como una materia inerte?
¿Qué pasa cuando te sentís una completa autómata que desconoce sus propios ideales y sentimientos?
Yo misma me respondo...
Y, empezás a guiarte por tus sensaciones. La rapidez con la que tu corazón late, la cantidad de veces que la sangre pasa por un mismo lugar de tu aparato circulatorio, la manera en que tus mandíbulas chocan entre sí, el modo en que sentís el estómago vacío... la apertura de tus ojos, el temblor de tus manos... el sudor frío recorriendo tu cuello, los escalofríos que se conducen desde tu cabeza hasta tus pies... el calor de tus mejillas, la sensación de que el corazón podría salir expulsado de tu cuerpo en cualquier momento, rompiendo los tejidos... tus olores, la forma en que sentís que tus vísceras se retuercen, el adormecimiento...
Todo eso, todas esas sensaciones físicas, te llevan a saber:
Que sentís una terrible atracción, que estás enamorado, que disfrutás terriblemente de hacer algo, que querés hablar, que te estás callando, que no podés callarte más, que querés matar a alguien, que estás impaciente, que necesitás comer porque no tenés otra cosa mejor que hacer, que no tenés voluntad, que estás desconcertado, que tenés calor, que estás avergonzado, que sos tímido, que estás celoso, que tenés miedo, que estás cansado, que algo te da repulsión, que sos inútil, que sos presa de una excitación de posibles razones variadísimas, que necesitás un descanso...
Así estoy viviendo yo.
Nonono, sin palabras. me encantan las cosas que escribis larita, sabes que me siento muy identificado con vos, de hecho hemos hablado del tema ajajaja. Genial lo tuyo, te quiero mucho :) segui en esto, porque DEFINITIVAMENTE es lo tuyo, sos muy buena en lo que es la escritura.
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