ASÍ FUI YO

RARA AVIS - Crónica de la evolución de la demencia de un ente que no quiere reconocerse como ser humano, ya que su misantropía y sentimiento de ser ajena a ellos la supera. ¿Quién saldrá victoriosa de esta tortuosa disputa por el control de la vida de la pobre joven? ¿La hipócrita que el mundo se merece o la sincera? ¿La tonta sacrificada o la harta solitaria? ¡Pasen y vean! Son bienvenidos... enjoy the damned show

II
Crónica de mi eterna espera al despertar, de la vida de Lara, una humana en un gran momento de transición, que dice odiar a la humanidad pero se ve fascinada por cada aspecto de ellos: el cuerpo, la mente, el alma... la locura, la sexualidad, la inocencia, los límites...
Huida garantizada.

sábado, 3 de abril de 2010

1 de Enero de 2008/bardo


Y allí estaba yo, en mi sector favorito del mundo, a la expectativa de si alguien vendría a buscarme. Nadie conocido sabía mi paradero, en verdad, por lo que mi anhelo era un tanto difícil que se cumpliera. En todo caso, en lugar de que alguien me pasara a buscar, me encontraría con esa persona, pero eso tampoco sucedió. En fin, allí estaba, recordando viejos tiempos (y no tan viejos) e inmersa en una hermosa tranquilidad, recuperándome de los nervios que había sufrido anteriormente en esa tarde, luego de haber caminado unas cuadras rápidamente, descargando toda la bronca que sentía.
Ahora bien, ya hacía aproximadamente una hora que estaba fuera de mi casa, y todo ese tiempo había estado deseando encontrarme con alguna persona que yo quisiera, fuera un amigo, una amiga, quien fuera, pero tenía el anhelo desesperado de lanzarme a sus brazos y quedarme allí para siempre. Había sido un día muy duro, durante el cual había estado esperando, a la vez, tener una máquina para escribir todo esto.
Pese a la tranquilidad que me tenía cautivada en ese lugar, debí irme. No podía quedarme todo el día allí, ya faltaba poco para que fueran las ocho y aún deseaba seguir caminando.
Caminé unas cuadras, sumida en la paz que reinaba en el barrio ese día. El tránsito era escaso, la brisa, suave, y había silencio. Claro, era un 1 de Enero. Un solitario 1 de Enero. 1 de Enero de 2008. El día que marcaba el inicio de un nuevo año, que comenzaba con unos sentimientos horribles de parte mía, un desprecio a la raza humana, incluyéndome a mí, pero a la vez, un pedido desesperado de estar en compañía de mis compañeros terrícolas. Esa ambigüedad de querer estar sola y acompañada simultáneamente. En fin. Era 1 de Enero de 2008.



[1 de Enero 2008]

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